El actual contexto, marcado por conflictos armados, violencia estructural y exclusión social, resulta fundamental fomentar la Paz y construir una cultura que la promueva. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 1.6 millones de personas pierden la vida anualmente a causa de la violencia, lo que resalta la urgente necesidad de priorizar una cultura de paz. Fomentar ese entorno pacífico requiere de varios elementos clave[1]:
1. Educar para la paz incluyendo en los programas educativos, entre otros, temas sobre resolución de conflictos, derechos humanos y desarrollo sostenible.
2. Dialogar y mediar fomentando espacios de diálogo donde se escuchen diferentes opiniones y se busquen soluciones pacíficas.
3. Promover la justicia social trabajando para eliminar las desigualdades y favoreciendo el acceso equitativo a recursos y oportunidades.
4. Fomentar la participación ciudadana involucrando a las comunidades en la toma de decisiones que afectan sus vidas.
El mantenimiento o la recuperación de la paz es motivo de preocupación de gobiernos, organismos multilaterales y de la sociedad civil en general. Internacionalmente se han aprobado documentos, acuerdos o recomendaciones que promueven alcanzar ese objetivo, como la Recomendación de la UNESCO sobre la Educación para la Paz, los Derechos Humanos y el Desarrollo Sostenible.
La referida Recomendación, originalmente aprobada en 1974 y actualizada casi 50 años después, en noviembre de 2023, es un instrumento normativo mundial que establece cómo la educación debe utilizarse para lograr una paz duradera, reafirmar los derechos humanos y promover el desarrollo sostenible. A tales efectos propone, como documento no vinculante, 14 principios rectores relacionados con aspectos de los sistemas educativos, desde las leyes y las políticas, hasta la elaboración de los planes de estudio, las prácticas docentes, los entornos de aprendizaje y la evaluación, a saber:
1. Derechos Humanos y Libertades Fundamentales.
2. Paz y No Violencia.
3. Ciudadanía Global.
4. Desarrollo Sostenible.
5. Igualdad de Género.
6. Inclusión y Diversidad.
7. Diálogo Intercultural.
8. Pensamiento Crítico y Alfabetización Mediática.
9. Ética y Responsabilidad.
10. Aprendizaje a lo Largo de la Vida.
11. Transformación de la Educación.
12. Contexto Local y Global.
13. Colaboración Multiactor.
14. Calidad de la Educación.
En resumen, la Recomendación de la UNESCO representa un marco global actualizado y ambicioso para utilizar la educación como una herramienta poderosa para construir sociedades más pacíficas, justas y sostenibles en el siglo XXI, siendo su visión holística de la paz uno de sus puntos clave, al definirla no solo como la ausencia de conflicto, sino como un proceso positivo, participativo y dinámico que fomenta la dignidad humana y el cuidado del planeta.
Frente a esta propuesta e iniciativas, habría que preguntarse si todos estamos pensando en lo mismo cuando hablamos de la paz. Esta pregunta fue el hilo conductor del Concurso Nacional de Ensayos "Pensemos la Cultura de Paz en Venezuela" promovido en mayo de 2023 por la Oficina del Coordinador Residente de las Naciones Unidas “en aras de aprovechar la energía, creatividad, conocimientos e iniciativa de las y los venezolanos para inspirar a la sociedad a promover la cultura de paz y el desarrollo sostenible en Venezuela”, enmarcado en los esfuerzos para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en especial, del ODS 16 sobre “Paz, Justicia e Instituciones Sólidas”.
El concurso, enmarcado en los esfuerzos de las Naciones Unidas por apoyar, a través de la reflexión y el diálogo, la construcción de una sociedad más pacífica e inclusiva en Venezuela, invitó a los participantes (liceístas, universitarios y profesionales) a presentar ensayos que exploraran el concepto de paz, su importancia en el contexto venezolano y las formas de promoverla en la sociedad. Se buscó destacar las diversas perspectivas sobre este tema crucial, a través de las siguientes líneas temáticas:
1. Concepciones sobre la Paz
2. La paz y el conflicto en la historia venezolana
3. Las artes y el deporte como instrumentos para la promoción de una cultura de paz
4. Experiencia y prácticas para promover la construcción de paz en comunidades
5. La participación de Venezuela en procesos de paz latinoamericanos
6. Los procesos de diálogo nacional en Venezuela.
7. Políticas públicas de construcción de paz
8. La dimensión jurídica de la paz en Venezuela
9. El rol de la mujer en la construcción de paz
10. Educación sobre la cultura de paz, no violencia y mecanismos alternativos de resolución de conflictos
11. Diversidades, inclusión y cultura de paz
Algunos de los puntos clave del concurso fueron:
• Enfoque en la paz como algo más que la ausencia de violencia: Se promovió una comprensión de la paz que abarca la justicia social, el respeto a los derechos humanos, la inclusión y la participación ciudadana.
• Reflexión sobre el contexto venezolano: e invitó a los participantes a analizar los desafíos y las oportunidades para la construcción de la paz en Venezuela, considerando sus particularidades históricas, sociales y políticas.
• Promoción del diálogo y la diversidad de perspectivas: El concurso buscó generar un espacio para el intercambio de ideas y el debate constructivo sobre la cultura de paz, reconociendo la importancia de las diferentes voces y experiencias.
Gianluca Rampolla del Tindaro, Coordinador Residente y Coordinador Humanitario de ONU Venezuela, sostuvo, en la presentación de la obra que recoge los resultados del Concurso que:
“La Cultura de Paz es hoy más necesaria que nunca. El mundo vive momentos muy difíciles. Las divisiones son cada vez más profundas e incluso los países pacíficos se están enfrentando a enormes desigualdades y una creciente polarización política. Los retos se hacen cada vez más complejos. Sin embargo, la lógica de la cooperación y del diálogo es el único camino hacia adelante para preservar el mundo en el que vivimos”[2]
En la categoría liceísta resultó ganadora Clarissa Alejandra Stanic Garvett, estudiante de tercer año de bachillerato, de 14 años, nacida en Punto Fijo, estado Falcón, Venezuela, a quien le gusta leer, sobre todo los clásicos de la literatura infantojuvenil. Ha escrito en un cuaderno con reflexiones acerca de la vida, acompañada con dibujos que ella misma hace. Sueña con ser escritora y directora de cine. Le gusta la música y toca el cuatro. Además, quiere aprender todos los idiomas que pueda. Dice Clarissa, al referirse a la paz:
“Una palabra tan pequeña y querida por todos: paz. Según la Real Academia Española (2001) es una “situación y relación mutua de quienes no están en guerra”. Si nos apegamos a este concepto, diríamos que en Venezuela estamos en paz, puesto que no tenemos un conflicto armado con otro país. Ahora bien, ¿es este el único significado de la paz?”
Frente a la pregunta de Clarissa y como se indicó precedentemente, la UNESCO señala que la paz no solo es ausencia de conflictos armados, sino que se necesitan otros requisitos. La paz no implica ausencia de conflicto, por el contrario, es una forma de manejar el conflicto en beneficio de la convivencia a través de mecanismos que permitan el encuentro entre los ciudadanos.
A la relatividad del término “paz” se refirió el profesor de la Universidad Nacional Experimental Rafael María Baralt (UNERMB), sede Cabimas, Edwin A. Rosario López, cuyo trabajo de tesis doctoral en Educación, dedicado a la cultura de paz en la animación japonesa, le llevó a fundar y coordinar la línea de investigación UNERMB denominada “Imaginarios socioculturales y narrativas visuales”. En el trabajo intitulado “Construcciones de/por la paz desde el Nekketsu: ¿Y si escuchamos a las juventudes?” con el que resultó uno de los ganadores de la categoría Profesional, relata:
En el año 2009, se estrenaba el capítulo 436 de la popular serie manga de nombre “Naruto”, episodio titulado con el nombre de “Paz”: en él, el villano de turno, autonombrado “Pain” (sufrimiento, en inglés), interpela a Naruto acerca de qué es la paz y cómo alcanzarla, haciéndole ver una importante contradicción, y es que, para el héroe, la paz será alcanzada al vencer (matar) a su enemigo, el “villano”, perspectiva que puede ser fácilmente transferible a un sinfín de obras de la cultura popular. Sin embargo, Pain le demuestra a Naruto que su respuesta no es una sobre la paz, sino sobre la venganza, y que ésta no difiere de lo que Pain hizo previamente (antes Pain destruyó la aldea de Naruto, matando a muchos de sus amigos en el proceso, incluyendo a Jiraiya, su sensei, todo ello en parte como consecuencia de que ninjas de Konoha usaron el país de Pain como campo de batalla de una guerra en el pasado, dando como resultado la muerte de muchas vidas inocentes, incluyendo la de los padres de Pain, quién quedó huérfano cuando niño). Entonces, ante la clara contradicción, y ver que sus acciones (vencer al enemigo) no representan más que un acto de venganza, Naruto admite quedarse sin respuesta, y que no sabe cómo alcanzar la paz.
Tales referencias llevan a concluir que la Cultura de Paz debe ser el punto de partida para crear mecanismos de diálogo que puedan salvar las divisiones y generar puntos de encuentro.
Naciones Unidas[3] la define como el conjunto de valores, actitudes, tradiciones, comportamientos y estilos de vida basados en el respeto a la vida, el fin de la violencia y la promoción y la práctica de la no violencia por medio de la educación, el diálogo y la cooperación; el respeto pleno a los principios de soberanía e independencia política; el respeto pleno y promoción de los derechos humanos y libertades fundamentales; el compromiso con el arreglo pacífico de los conflictos; la protección al medio ambiente; respeto y fomento a la igualdad de derechos de hombres y mujeres; derecho de todos a la libertad de expresión, opinión e información; adhesión a los principios de libertad, justicia, democracia, tolerancia, solidaridad, cooperación, pluralismo, diversidad cultural, diálogo y entendimiento entre todos los niveles de la sociedad entre las naciones.
Frente a esa definición tan amplia ¿qué se puede hacer para construir una cultura de paz? Tratando de dar respuesta a la pregunta, la Declaración y el Programa de Acción sobre una Cultura de Paz[4] identifican ocho ámbitos de acción para los actores al nivel local, nacional e internacional y proponen:
1. Promover una cultura de paz por medio de la educación.
2. Promover el desarrollo económico y social sostenible
3. Promover el respeto de todos los DDHH
4. Garantizar la igualdad entre mujeres y hombres
5. Promover la participación democrática
6. Promover la comprensión, la tolerancia y la solidaridad
7. Apoyar la comunicación participativa y la libre circulación de información y conocimientos
8. Promover la paz y la seguridad internacionales.
Otras estrategias de carácter más emocional, son referidas en el portal Los Informativos[5], donde se propone:
1. Desarrollar habilidades emocionales como la asertividad y la empatía
La empática es una de las habilidades emocionales clave para establecer una cultura de paz. Implica la capacidad de comprender los sentimientos, pensamientos, perspectivas y deseos de los demás. Practicar la empatía permite a las personas conectar con los demás de manera profunda y genuina, facilitando la resolución pacífica de conflictos. Al aplicar la empatía, las partes involucradas en un desacuerdo son más propensas a alcanzar acuerdos satisfactorios sin que la situación se agrave.
De igual manera, la asertividad es fundamental. Ser asertivo significa expresar nuestras ideas, deseos y necesidades de manera clara y respetuosa, sin agresividad ni pasividad. Esta habilidad contribuye a la construcción de relaciones sanas y equitativas, donde todas las partes se sienten escuchadas y valoradas.
2. Fomentar el diálogo y la negociación como herramientas de resolución de conflictos
El diálogo y la negociación son esenciales para resolver conflictos de manera constructiva. A través del diálogo, las personas tienen la oportunidad de intercambiar ideas, comprender las perspectivas ajenas y buscar puntos en común. A diferencia del monólogo, donde solo una persona habla y las demás escuchan, el diálogo implica una comunicación bidireccional basada en el respeto mutuo y la disposición para escuchar.
La negociación es otro proceso que debe acompañar al diálogo. Este permite que las partes interesadas analicen sus intereses y necesidades, buscando soluciones que beneficien a todos. En este proceso, habilidades como la sensibilidad hacia el lenguaje no verbal, la comprensión de la perspectiva del otro y la disposición para hacer concesiones son clave para llegar a acuerdos que puedan evitar la violencia y generar un cambio positivo.
3. Asumir el conflicto de manera positiva y evitar la violencia como solución
Es importante reconocer que el conflicto es una parte natural de las relaciones humanas. Negar o reprimir un conflictono es una solución viable; más bien, se debe aprender a asumirlo de manera positiva. Abordar los conflictos con una actitud constructiva y buscar soluciones pacíficas no solo previene la violencia, sino que también fomenta un ambiente donde los desacuerdos pueden ser gestionados con respeto y entendimiento mutuo.
Aceptar que los conflictos son inevitables y parte de la vida diaria es el primer paso hacia su resolución pacífica. En lugar de recurrir a la violencia como respuesta, se deben utilizar mecanismos pacíficos y racionales que permitan a todas las partes expresar sus inquietudes y encontrar una solución mutuamente beneficiosa.
4. Erradicar comportamientosviolentos a través de la educación
La violencia es un comportamientoaprendido, lo que significa que puede ser desaprendido y reemplazado por formas de interacción más pacíficas. La educación juega un papel crucial en este proceso. Desde la infancia, tanto en el hogar como en las escuelas, los individuos deben ser educados sobre los beneficios de la paz, la resolución no violenta de conflictos y el respeto por los demás.
Los medios de comunicación también tienen un papel importante en la promoción de la cultura de paz. A través de programas educativos y campañas de sensibilización, los medios pueden contribuir significativamente a la creación de una sociedad más consciente de los efectos negativos de la violencia y la importancia de la convivencia pacífica.
En definitiva, la cultura de paz implica el respeto por la vida, los seres humanos y sus derechos, así como la aceptación de diferencias y entendimiento entre todas y todos, el reconocimiento de que no podemos tener una visión homogénea, que es legítimo pensar distinto y que el diálogo debe ser el camino para abordar nuestras diferencias.
Ha reiterado la ONU[6] que la paz no sólo es la ausencia de conflictos. Convivir en paz consiste en aceptar las diferencias y tener la capacidad de escuchar, reconocer, respetar y apreciar a los demás, así como vivir de forma pacífica y unida. Es un proceso positivo, dinámico y participativo en que se debe promover el diálogo y solucionar los conflictos con un espíritu de entendimiento y cooperación mutuos.
En la Resolución de la Asamblea General defecha 25 de septiembre de 2015[7], en la que se aprobó el documento final de la agenda para el desarrollo después de 2015, intitulado: Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, se declara que la misma tiene entre sus objetivos “fortalecer la paz universal dentro de un concepto más amplio de la libertad”, por lo que se deben “propiciar sociedades pacíficas, justas e inclusivas que estén libres del temor y la violencia. No puede haber desarrollo sostenible sin paz, ni paz sin desarrollo sostenible.”
Sobra decir porque quienes convivimos en Venezuela lo experimentamos de primera mano, que este país atraviesa por una emergencia humanitaria compleja y grave situación económica, irrespeto a derechos humanos con ocasión de excesos y abusos policiales, polarización política, duelo por la fragmentación de las familias (migración), muy deficiente funcionamiento de servicios públicos, crisis institucional (educación, justicia), violencia de género, corrupción, intolerancia, falta de transparencia, discriminación, enfrentamientos entre grupos o sectores sociales. A la ya acentuada diferencia entre pobres y ricos, los del este y el oeste, oficialistas y opositores (escuálidos), se han sumado nuevas variantes después del 28 de julio a partir del incremento de detenciones arbitrarias, fundamentalmente de jóvenes y niños, con todas sus secuelas para las víctimas y sus familias que también son víctimas, el “sapeo” o de lación entre vecinos desmoronándose con ello la solidaridad que siempre ha caracterizado al venezolano (el vecino es la familia más cercana).
Ante ese panorama se hace imperativo proponer acciones que generen la reconstrucción del tejido social y la recuperación de la institucionalidad, siendo algunos de ellos:
a. Educar para promover una cultura de paz.Propagar modelos y estereotipos a través de los medios de comunicación y redes sociales potencia esas barreras que impiden la convivencia armónica.
b. El lenguaje como promotor de la paz. El lenguaje que empleamos en nuestro diálogo interno tiene un poder significativo. Si lo cultivamos desde la amabilidad y el amor, con expresiones asertivas, sus efectos serán positivos. En cambio, si lo alimentamos con frustración, malestar o resentimiento, o nos sumergimos en la queja y la victimización, terminaremos construyendo un mundo de odio y amargura.
La autora Marta Lescano[8] se refiere a algunas formas no visibles del lenguaje violento, que atentan contra la convivencia y la construcción de paz:
• Estereotipos: Los estereotipos pueden referir a múltiples aspectos de la vida social: la religión, la nacionalidad,el sexo, la etnia, la orientación sexual, entre otros. Especialmente se manifiestan en generalizaciones, por ejemplo: “todas las mujeres son…”.
• Descalificación: Establece una superioridad cultural. Uso de los estereotipos, categorías, rasgos de identidad, desacreditar el logro o esfuerzo afectando el sentimiento que de símismo tienen las personas del sujeto. No solo a través del lenguaje verbal,sino también corporal (miradas o gestos).
• Etnocentrismo: la persona analiza el mundo a través de su propia realidad o posición, esa manera única de ver el mundo se presenta como la verdadera. Impide el dialogo o lo niega.
En definitiva, un lenguaje para la paz, posibilita el encuentro, reconocimiento y la convivencia.
c.Justicia y reparación como medios para favorecer la reconciliación nacional. La justicia y la reparación son pilares fundamentales para construir una reconciliación nacional sólida y duradera tras un período deconflicto o división. La justicia, en su sentido más amplio, implica el reconocimiento de las violaciones de derechos humanos y la búsqueda de la verdad sobre lo ocurrido. Esto incluye investigar, enjuiciar y sancionar a los responsables de crímenes atroces, garantizando que no haya impunidad.
La reparación, por otro lado, busca aliviar el sufrimiento de las víctimas y restaurar, en la medida de lo posible,su dignidad y sus derechos. Esto abarca diversas formas, como la restitución de bienes, la compensación económica, la rehabilitación física y psicológica, medidas de satisfacción como disculpas públicas y actos conmemorativos, y garantías de no repetición para evitar que tales hechos vuelvan a ocurrir.
Cuando las víctimas sienten que se ha hecho justicia y que sus daños han sido reconocidos y reparados, se sientan las bases para la sanación individual y colectiva. La rendición de cuentas de los perpetradores puede generar un sentimiento de cierre y evitar la sed de venganza, mientras que las medidas de reparación contribuyen a reconstruir el tejido social dañado por el conflicto.
Sin embargo, la justicia y la reparación deben abordarse con sensibilidad y visión de futuro. No se trata de reabrirheridas innecesariamente o de perpetuar la polarización, sino de establecer unproceso transparente y equitativo que promueva la verdad, la rendición decuentas y la sanación.
Un enfoque integral de justicia transicional, que combine mecanismos judiciales y no judiciales, puede ser crucial. Comisiones de la verdad, programas de reparación colectiva y reformas institucionales son herramientas valiosas para abordar las causas profundas del conflicto y prevenir su recurrencia.
En última instancia, la reconciliación nacional no es solo un acto legal o político, sino un proceso social y emocional profundo. La justicia y la reparación son elementos esenciales para fomentar la confianza mutua, el diálogo y la construcción de una memoria colectiva compartida que permita a una nación avanzar hacia un futuro de paz y entendimiento. Ignorar las demandas de justicia y reparación puede perpetuar el resentimiento y la desconfianza, socavando cualquier intento de reconciliación genuina.
d. La práctica del cuidado. Se erige como un mecanismo fundamental para la paz al fomentar la empatía, la comprensión y la interconexión entre individuos y comunidades. Al priorizar el bienestar y las necesidades de los demás, se desmantelan las barreras de la desconfianza y el antagonismo, promoviendo la colaboración y la resolución pacífica de conflictos. El cuidado activo implica escuchar atentamente, ofrecer apoyo y actuar con consideración, cultivando un ambiente de respeto mutuo y solidaridad que sienta las bases para una coexistencia pacífica y duradera. En esencia, el cuidado transforma las dinámicas sociales, desplazando la confrontación por la colaboración y construyendo puentes hacia la armonía.
e. La defensa y respeto de los derechos humanos. Al garantizarse la dignidad inherente y los derechos fundamentalesde cada individuo, se establecen sociedades más justas e inclusivas, donde las tensiones y los resentimientos que pueden desencadenar conflictos se ven mitigados. El reconocimiento y la protección de derechos como la libertad de expresión, la igualdad ante la ley y el acceso a la justicia fortalecen el estado de derecho y promueven la participación ciudadana, creando mecanismos pacíficos para la resolución de disputas y la prevención de la violencia. En última instancia, una cultura de derechos humanos robusta fomenta la confianza mutua, la cooperación y el diálogo, elementos indispensables para una paz sostenible y duradera.
f. La defensa de la igualdad de género. Cuando se garantiza la igualdad entre hombres y mujeres, se fomenta una sociedad más inclusiva, en la que se reconocen y valoran las contribuciones de todos sus miembros. Esto reduce las desigualdades y las tensiones sociales quea menudo son caldo de cultivo para conflictos. Empoderar a las mujeres y garantizar su plena participación en la vida política, económica y social no solo es un derecho humano, sino que también fortalece la resiliencia de las comunidades, promueve la resolución pacífica de conflictos y sienta las bases para una paz sostenible y duradera al construir sociedades más equitativas y armoniosas.
En relación con este punto ONU Mujeres ha constatado que la erradicación de la violencia de género es fundamental para alcanzar al menos 14 de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)[9]. Esto se debe a que la violencia contra las mujeres y las niñas no solo constituye una grave violación de los derechos humanos, sino que también tiene profundas consecuencias negativas en múltiples dimensiones del desarrollo sostenible. Al eliminar esta forma de violencia, se generarían impactos positivos en la salud, la educación, la igualdad económica, la reducción de la pobreza, la paz y la seguridad, entre otros ODS interconectados. En esencia, una vida libre de violencia es un requisito indispensable para que las mujeresy las niñas puedan participar plenamente en la sociedad y contribuir al logrode un futuro sostenible para todos.
g. Tratamiento del opositor a nuestras posiciones como adversario y no como enemigo. Tratar al opositor como un adversario en lugar de un enemigo es un cambio de paradigma crucial para fomentar la paz. Un adversario es alguien con quien se tienen diferencias o se compite, pero se reconoce su legitimidad y humanidad. Esto abre la puerta al diálogo, la negociación y la búsqueda de puntos en común, incluso en medio de fuertesdesacuerdos. Al reconocer al otro como un ser humano con perspectivas válidas,se desactiva la lógica de confrontación y aniquilación propia de la enemistad. Este enfoque permite construir puentes de entendimiento, explorar soluciones mutuamente aceptables y sentar las bases para una coexistencia pacífica y la resolución no violenta de las diferencias, transformando la dinámica de conflicto en una de posible colaboración y respeto mutuo.
h. Cambio en la forma de abordar los conflictos y transformarlos. “Los conflictos nunca se resuelven, sino que se transforman”[10].
En el caso venezolano urge construir un nuevo pacto social que permita el reconocimiento y el respeto mutuo entre sus ciudadanos y actores sociopolíticos, el abandono de la pretensión de cada unade las partes de creerse dueña de la verdad, de aceptar que en esa compleja construcción estarán presentes ahora y en el futuro los más variados actores socio-políticos cada uno con sus propuestas y visiones, lo cual implica un enorme compromiso cívico asumiendo que los gobiernos pasan, pero los ciudadanos quedan.
Es indudable que ello no es una tareafácil después de más de dos décadas de polarización política, confrontación,fracturas sociales y familiares y una justificable desconfianza institucional,lo cual favorece el escepticismo y desánimo que envuelve a la mayor parte de lasociedad venezolana, por eso resulta pertinente traer a colación las palabrasde Marga Ferré, política y locutora hispano-argentina, quien en un artículopublicado el 6 de enero de 2025 y que tituló “La esperanza como disciplina”[11], enel que después de referirse al ambiente depresivo de inicios de 2025 “comosi solo lo malo fuera narrable” dice encontrar cierta lógica en el resurgir de la esperanza como disciplinay como concepto, lo ve como “una reaccióna tiempos que se narran como desesperanzados, conformistas y en los que, apesar de todo, hay belleza”, por ello dice inferir que “en la vida, en la política y en el espíritu de nuestro tiempo, locontrario de la esperanza no es la desesperanza, sino el conformismo y unadescomunal pereza”, y por considerar que “un presente que no sueña no genera nada nuevo, no desafía” , elijela esperanza como disciplina y empezar el año “con la intención de tomarme la esperanza a cucharadas (como la luna delpoeta) o en cápsulas, cada dos horas.
Disciplinadamente”.
Convivir en paz: un proceso necesario para el desarrollo sostenible, 2022. Recuperado de: https://www.un.org/es/observances/living-in-peaceday#:~:text=Convivir%20en%20paz%3A%20un%20proceso,de%20forma%20pac%C3%ADfica%20y%20unida.
https://losinformativos.com/estrategias-para-construir-una-cultura-de-paz-en-lasociedad/
https://unric.org/es/dia-internacional-de-la-mujer-en-la-onu-
https://www.publico.es/opinion/columnas/esperanza-disciplina.html
https://venezuela.un.org/es/download/143561/246854
Martínez, Daniel. 15 de enero de 2025. Recuperado de: https://culturabrillante.com/que-es-la-cultura-de-paz-y-por-que-es-importante-en-lasociedad/?expand_article=1
ONU Resolución 70/1,2015.
ONU Resolución A/52/13,1998.
ONU Resolución A/53/243,1999.
Rosario López, Edwin A.(2023). “Construcciones de/por la paz desde el Nekketsu: ¿Y si escuchamos a lasjuventudes?” en: Pensemos en la culturade paz en Venezuela, Una compilación de ensayos sobre el ODS 16: Paz, justicia a instituciones sólidas, Naciones Unidas Venezuela (pp. 53-64).
Stanic Garvett, ClarissaAlejandra (2023). “Hablemos de paz”, en: Pensemosen la cultura de paz en Venezuela, Una compilación de ensayos sobre el ODS16: Paz, justicia a instituciones sólidas, Naciones Unidas Venezuela (pp.13-17).
Torres Marcano, Adrián(2023). “Del pensar la paz al lenguaje para hacer las paces”, en: Pensemos en la cultura de paz en Venezuela,Una compilación de ensayos sobre el ODS 16: Paz, justicia a institucionessólidas, Naciones Unidas Venezuela (pp. 39-52).
[1] Daniel Martínez. 15 de enero de 2025. Recuperado de: https://cultura-brillante.com/que-es-lacultura-de-paz-y-por-que-es-importante-en-la-sociedad/?expand_article=1
[2] https://venezuela.un.org/es/download/143561/246854
[3] Resolución A/52/13, 1998.
[4] Resolución A/53/243, 1999.
[5]https://losinformativos.com/estrategias-para-construir-una-cultura-de-paz-en-la-sociedad/
[6] Convivir en paz: un proceso necesario para el desarrollosostenible, 2022. Recuperado de:
https://www.un.org/es/observances/living-in-peaceday#:~:text=Convivir%20en%20paz%3A%20un%20proceso,de%20forma%20pac%C3%ADfica%20y%20unida.
[7] Resolución 70/1.
[8] C.p. Adrián Torres Marcano: Del pensar la paz al lenguaje parahacer las paces, en: Pensemos en la cultura de paz en Venezuela, Unacompilación de ensayos sobre el ODS 16: Paz, justicia a instituciones sólidas,Naciones Unidas Venezuela, mayo 2023, p. 48.
[9] https://unric.org/es/dia-internacional-de-la-mujer-en-la-onu-2/
[10] Galtung, Johan y Tortosa, José María, 1994, p.163, c.p. AdriánTorres, Ob. Cit, p. 44.
[11] Recuperado de:https://www.publico.es/opinion/columnas/esperanza-disciplina.html